Todo por un selfi, siempre igual!
Desde que abrió su agencia de detectives, UNICORN P.I., raro era el día que no le paraban para hacerse una foto. A la gente no le cuadraba que un unicornio ejerciera como investigador privado.
Así no había manera de trabajar, y mucho menos de procurar la discreción que su oficio requería. Probó de todo, desde teñirse la crin de un castaño anodino, que no llamara la atención, hasta usar sombrero y gafas de sol. Le recriminaron fervientemente lo primero, y lo segundo no hizo más que ensalzar su popularidad.
Finalmente, cerró la agencia y buscó trabajo en un parque de atracciones. Allí, al menos, le pagaban por dejarse fotografiar.