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Microrrelatos

CAMBIO WHATSAPP POR CARTA

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Imágen Blende12 de Pixabay

Los martes voy a buscar el correo a casa de mis padres. Hace poco que ingresaron en la residencia y aún llegan cartas, la mayoría del banco. Hoy un sobre diferente llama mi atención, es blanco, sin ningún logo comercial, a mi nombre. Hace más de veinte años que no vivo aquí, así que miro el remite extrañada, es de Mauro, de Teguise.

Inmediatamente, aunque el portal huele a paella, inspiro el olor del mar. Estoy clavada frente al buzón, recordando el verano que pasamos en Lanzarote. Yo viajaba con mi mejor amiga, con la que discutí nada más poner un pie en la isla, y Mauro, el guía local que habíamos contratado, fue mi paño de lágrimas. Con él viví la relación más intensa que he tenido, fue el amor de mi vida. Nunca lamentaré lo bastante no haber querido mantener una relación a distancia.

Mi teléfono vibra con un WhatsApp de mi marido. Miro alternativamente una mano y otra, una hoja manuscrita, un texto en una pantalla. Siento una nostalgia punzante por las cálidas cartas, sustituidas por mensajes en un aparato, por los amores de verano perdidos en el tiempo. Me pregunto si aún estaré a tiempo de recuperar el pasado, rasgo el sobre para averiguarlo.

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