Descansaba durante el día, como todo buen vampiro que se precie.
Al caer la noche me afilaba los colmillos y salía a cazar, al principio, claro. Luego inventaron las pastillas BZ6, con las que la luz del sol no me hacía ni cosquillas. Empecé a salir de mañanas, con los jubilados.
Más tarde vino la sangre transgénica, así que tampoco hizo falta salir a cazar.
Por último, eliminaron la inmortalidad. Exceso de población, adujeron.
Al final me saqué una oposición a conserje en el ayuntamiento y me di de baja como vampiro. Le habían quitado toda la gracia.
Con este relato he participado en el concurso semanal de la Cadena Ser y Escuela de Escritores: Relatos en Cadena.
Pingback: ESTRATEGIA DE SUPERVIVENCIA - Evie